Cómo escribir una escena (tres técnicas)


Para escribir una buena escena no siempre funciona sentarse ante el teclado o el cuaderno y soltar palabras. Una veces conviene visualizar una escena antes de escribirla. Otras, visualizar lo escrito para evitar que las palabras nos engañen. No siempre está en el texto lo que está en la cabeza, aunque consideremos que sí.

Para evitar que omitamos cosas que importan podemos recurrir podemos aplicar tres técnicas creativas para visualizar las escenas y no omitir cosas que importan.

Primero, escribe rápido

Antes de escribir una escena perfecta necesitas una escena imperfecta. Material para pulir igual que un escultor saca una figura de un trozo de piedra o madera.

Con el tratamiento más o menos completo escribe cada escena como venga a la cabeza. No es el momento de pararse en los detalles. Es momento de soltar todo lo que llevas dentro.

¿Por qué no pruebas a escribir este primer borrador a mano? Tarantino y Weiner lo hacen.

La escritura rápida te dará un primer borrador que podar o completar. Por lo general habrá imprecisiones o incoherencias como en este ejemplo:

INT. PISO DE MARTA – NOCHE
Marta entra en casa.

PEDRO
Hola, ¿qué tal el día?

MARTA
Tranquilo, como siempre. ¿Y tú?

PEDRO
Llamó mi ex.

El fragmento de arriba, a pesar de su brevedad, plantea dudas: ¿Qué está haciendo Pedro cuando Marta entra en el piso? ¿Está de pie, en medio del salón, mirando las paredes?

Técnica 1. Piensa como un detective

Simplemente, organizar los hechos, mon ami.

HÉRCULES POIROT (AGATHA CHRISTIE)
Cómo escribir una escena con el método Poirot

Reescribir una escena es como reconstruir el crimen… No importa si escribes un drama o una película paródica. De alguna manera, toda escena funciona con el mecanismo de un crimen: un personaje quiere algo… y lo conseguirá de cualquier manera. Aparte de esto, conviene visualizar dónde está y qué hace cada personaje en la escena aparte de hablar.

Escribir una escena

Al reconstruir mentalmente «el crimen» evitas omisiones y vacíos.

Técnica 2. Piensa que manejas un personaje de videojuego

Escribir una escena

A veces, conviene desandar los pasos. Volver al tratamiento. Tomemos como ejemplo este fragmento:

INT. SALA DEL VELATORIO -DÍA
DAMIÁN entra en la sala del velatorio. Se acerca al ataúd abierto. Mira a su hermano. Parece que duerme. Da media vuelta y sale.

Faltan detalles. ¿Cuál era la actitud o estado de ánimo de DAMIÁN? ¿Estaba solo? ¿No encontró a ningún familiar, amigo o conocido? ¿Cómo vestía? ¿Llevaba algo como una maleta o mochila?

¿Cómo se viste la escena?

Mira con ojos de Damián.

Imagina, si lo prefieres, que Damián es el personaje de un videojuego que manejas en primera persona y debe superar distintas pruebas (ir a sitios, recoger cosas, responder a personas):

  • Noche. Entro en el tanatorio.
  • Pregunto en la recepción.
  • Subo escaleras.
  • Llego al fondo de la planta 3. Al fondo veo a mi tío Pepe. ¿Me acerco? ¿Espero que se acerque?
  • Etc.

Esta técnica te sitúa detrás del personaje, pero al menos te ayuda a fijar sus pasos, el entorno y qué encuentra a su paso. Para estar dentro debes pensar como Joyce.

Técnica 3. Usa el flujo de pensamiento

El monólogo interior o flujo de conciencia o pensamiento es una técnica literaria en la que el escritor plasma el pensamiento del personaje presionado por las circunstancias. James Joyce y Virginia Woolf son los pioneros en esta técnica.

De alguna manera es pensar como un actor en la escena. Para este ejercicio, considera los principios de la Estética Práctica establecidos por David Mamet y William H. Macy.

  1. ¿Qué quiere un personaje que haga otro personaje (en este momento)?
  2. ¿Qué pasa si no lo consigue?
  3. ¿Por qué lo quiere ahora? 

¿Cómo tienes que trabajar esto?

Si retomamos la escena inicial de Pedro y Marta tendríamos dos monólogos interiores que pueden ayudarnos a reescribir los diálogos. Recordemos la escena:

INT. PISO DE MARTA – NOCHE
Marta entra en casa.

PEDRO
Hola, ¿qué tal el día?

MARTA
Tranquilo, como siempre. ¿Y tú?

PEDRO
Llamó mi ex.

Veamos cómo reescribir la escena partiendo del monólogo interior de cada personaje.

LOS PENSAMIENTOS DE MARTA

Llego a casa tarde, cansada, de noche. He pasado horas sirviendo hamburguesas con patatas fritas. Al entrar encuentro las luces apagadas. La tele está encendida. Pedro está con un videojuego. Quiero decirle: “Enciende la luz, que te vas a quedar ciego”. Y lo hago. Me hace sentir como si fuera su madre. Y esto no me gusta.  Él me responde con un “hola” sin gracia. Me pregunta por mi día, pero no quiero calentarme. Le miento: “Tranquilo”.

Cierro la puerta sin girar la llave. Ya la cerraré después. Me descalzo con los pies. Me duelen los pies. Dejo los zapatos en el salón. Y el bolso en el aparador. Solo quiero darme una ducha y quitarme el día de encima.

¿Por qué me dice lo de su ex? ¿Está esperando mi aprobación para ir a verla o qué?

LOS PENSAMIENTOS DE PEDRO

Todo es un asco. Juego a matar zombis, pero sin ganas. Si no jugara pensaría que todo es un asco. Marta no lo sabe, pero no estoy contento conmigo mismo. Sé que ha entrado porque enciende la luz. Me molesta que me trate como a un niño. Me molesta que haya vuelto. No quiero que me pregunta si he buscado trabajo o no. Sus preguntas me parecen reproches. Hay otra cosa: ha llamado mi ex. Me siento culpable. Todavía pienso en ella. Pero mi ex no me conviene. Temo que vuelva a llamar delante de Marta. Quiero que ella lo sepa.

Sin duda con este material será posible mejorar la escena inicial e incluso conseguir una gran escena. Ojo. No se trata de colocar esos pensamientos en el guion sino tenerlos en cuenta a la hora de escribir. Marta habla cansada, harta de su vida y su matrimonio. Pedro habla con sentimiento de inutilidad y culpa. Por ejemplo:

INT. PISO DE MARTA – NOCHE

El salón está a oscuras. La única luz sale del televisor. Un juego de zombis.

PEDRO está enfrascado en un videojuego, aunque no parece disfrutarlo.

Escucha cómo la puerta del piso se abre. Se enciende la luz.

A Pedro se le cambia la cara. Toma aire.

MARTA está visiblemente agotada. Se quita el abrigo, suelta el bolso que deja en el descansillo.

MARTA
¿Cuánto llevas jugando? Te vas a quedar ciego.

PEDRO
Hola... ¿qué tal el día?

MARTA
Tranquilo, como siempre. ¿Y tú?

PEDRO
Llamó mi ex.

A ella no le hace maldita gracia.

MARTA
¿Y qué quería?

Por supuesto este diálogo aún está verde, pero ya está más completo que el inicial.

Las técnicas no son incompatibles. Puedes mezclarlas. Usa lo que te funcione.