La única regla para escribir mejor que necesitas


Una regla para escribir, solo una, es lo que necesitas para mejorar tu carrera como guionista o novelista. Ni las 23 ni las 56 ni las 132 reglas para escribir mejor… Tantas reglas pueden abrumarte antes de que encuentres tu voz.

Quiero contarte una anécdota o dos.

Hice tres agujeros de taladro para colgar un cuadro. Los tapé con pasta de dientes blanca… y el cuadro encima. Fue hace años. Creo que, si no lo hubiera mencionado, mi mujer nunca lo hubiera sabido.

Ahora, las pequeñas reparaciones caseras me resultan sencillas. Me había convertido en un manitas para ahorrarme unos euros. Antes nunca intenté arreglar nada. Aún muchas personas consideran que estropeo todo lo que toco. ¿Y sabes qué? No sé los nombres de la mayoría de las herramientas o cosas que necesito.

Llevo una muestra a la ferretería: «Como esto».

Otras veces llevo una muestra dibujo lo que quiero o describo lo que necesito:

«Es una cosita metálica con forma de U que está pegado a una cosa que…»

Cosa, cosita, cacharrito, plastiquito… Palabras imprecisas pero que me sirven.

La única regla que necesitas para escribir mejor

Uno de los secretos de la escritura prolífica de George Simenon era que restringía su vocabulario a 2000 palabras comunes. El autor descartaba las palabras fuera de la lista. Prefería describir un objeto con palabras sencillas a escribir su nombre si este era inusual.

Pero esta no es la regla para escribir mejor prometida en el título. Es una propina. Aunque es probable que intuyas la regla.

Antes de mudarme a casa de mi novia —hoy mi esposa— coleccionaba manuales de escritura. Y eso que había coescrito el guion de una película ganadora de dos premios y dos menciones: Violetes (2010).

Aun así, seguía buscando la piedra filosofal de la escritura. Pasaron años de ideas repetidas. Al fin, descubrí la verdad: no hay una magia para convertir simples ideas en textos brillantes.


En un club de lectura conocí a un escritor que recientemente había publicado dos novelas. Una de sus novelas era objeto de comentarios en el club. Dije sobre una de sus tramas:

«Es un McGuffin».

El escritor preguntó qué era un McGuffin. Me sorprendió. No tardé en descubrir que no era el único concepto de narrativa que desconocía.

Era admirable. Este escritor había escrito dos libros voluminosos sin conocer técnicas y teorías de la narración. Le pregunté cómo comenzó a escribir:

«Quería imitar a… Y me puse», dijo.

Me recordó a mis idas a la ferretería. Que no sé cómo se llaman las cosas, pero sé arreglar cosas.

¿Y si antes de las pequeñas reparaciones hubiera consultado páginas de bricolaje? Quizá no hubiera hecho tres agujeros. No hubiera colocado un grifo al revés. De acuerdo, pero no habría aprendido a ser autosuficiente. Tan solo me lancé.

La única regla para escribir mejor

Si llegaste hasta aquí, lo sabes:

LÁNZATE

COMO SEA

LÁNZATE

Quizás si estudiara fontanería o electricidad podría reparar instalaciones complejas. Es posible que si aquel escritor aprendiera técnicas narrativas refinaría su obra. Pero antes que los manuales está escribir: el procedimiento ensayo-error.

Por Dios, son palabras, no neurocirugía.

¿Necesitas un poco de teoría de escritura? Está bien, algo de teoría no puede hacerte daño, pero cuidado… Ponte un límite de cursos, manuales y talleres. Demasiada teoría —con frecuencia contradictoria— puede bloquearte.

No seas coleccionista de talleres de guion y manuales de escritura. No seas como esas personas que no escriben porque creen que no están preparadas. Si pones la teoría antes que al escritura, tus trabajos nacerán encorsetados.

Escribir guiones es como bailar. Antes de moverte al ritmo de la música (o fingir que lo haces) no lees manuales de danza. ¡Bailas! Quizá después vas a una academia para aprender nuevos pasos y manejarte con distintos estilos.

Así que lánzate: escribe. La única regla que necesitas para escribir mejor está en ti.

Y si te has lanzado, pero necesitas ayuda en el camino, puedo acompañarte.