La comedia: al menos que se rían dos


El humor sólo tiene un baremo: hace reír o no hace reír, dice William Goldman.

ES IMPOSIBLE hacer reír a todos y con todo.

Cuando el crítico de cine escribe que una comedia es una «bazofia» lo hace conforme a sus criterios y prejuicios. A veces, reconoce  haberse reído a pesar del «trazo grueso» y la «desaliñada dirección». Esto ocurre porque la película y el crítico comparten los mismos conocimientos, inquietudes, gustos, experiencias… Y alguna fibra le ha tocado. Así, que si hay una regla en el humor es COMPARTE REFERENTES con el público al que te diriges. Hay que dirigirse a un público, aunque sea UNA PERSONA. (Así se ríen dos: tú y otro).

Por ejemplo, los niños pequeños no entienden los chistes que oyen a los adultos porque no comparten referentes. También, pensemos en la pareja que se ríe al oír una palabra neutra; para esta pareja, esa palabra resume un episodio divertido de su vida o un episodio dramático que más tarde les hizo reír.

¿Quién no recuerda al profesor diciendo?: «Martínez, cuéntenos qué le hace gracia y así nos reímos todos». A menudo, lo que hacía gracia a Martínez no tenía en absoluto que ver con la lección ni con la clase. Era un episodio de la vida cotidiana que sólo a Martínez había hecho reír.

Cada disciplina del conocimiento y cada profesión tiene su conjunto de chistes:

Arquitectura: Esto es una columna jónica que está discutiendo con una columna dórica y le dice: Pero, a ver, tú ¿en qué te basas?

Matemáticas: Dado un conjunto cualquiera de rectas, siempre existirá un punto lo suficientemente gordo, que sea intersección de todas ellas.

Química: ¿Como se suicida un electrón? Tirándose de un puente de hidrógeno.

(Son chistes encontrados en páginas de Arquitectura, Matemáticas y Química).
Cuando Sheldon y Amy hacen chistes «de los suyos», con términos científicos y nombres de investigadores, las risas enlatadas no ayudan a reírnos. (Aquí vemos el artificio). Realmente nos reímos de Sheldon, de sus gestos, de su indignación o su comportamiento infantiloide.

Así que la regla básica de la comedia es la contraria a la regla básica del terror. El terror dice: «Escribe de lo que te da miedo a ti, porque dará miedo a otros». El terror apela a lo primario, lo que siente las tripas y el corazón. El humor a la inteligencia (lo que no quita que pueda ser catártico).

Por esto, la comedia, en lo posible, la comedia hay que trabajarla con otra persona con la que se comparta referentes. Al menos, dos personas reirán de lo mismo. Y si no, pasa el guión a un amigo, a tu hermano o a tu novia. Mira al lector si es posible. Si ríe o sonríe, bien. Si a tu amigo o hermano o tu novia no le gusta el guión, no expliques los chistes ni las situaciones. Sencillamente, no es tu público. O quizá deberías dar varias vueltas a tu guión.

Esto en cuanto a pretender hacer comedia. Otra cosa es contar una historia sin pretensiones, apelando a la sencillez y que haga gracia. Esto es maravilloso. Como dice el refrán: «Más vale caer en gracia que ser gracioso».

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